Las plantas son una adición hermosa y vibrante a cualquier espacio, pero a veces pueden dejar de florecer. ¿Por qué sucede esto? Descubre en esta guía las 7 razones más comunes que impiden que tus plantas florezcan. Aprenderás cómo solucionar estos problemas y lograr que tus plantas vuelvan a mostrar su máximo esplendor. ¡Sigue leyendo para obtener consejos y trucos para mantener tus plantas felices y florecientes!
La falta de luz
Empecemos por el plato fuerte: con un repaso a lo que supondría la carencia lumínica para las plantas (algo frecuente en interiores). La luz es lo que hace posible la fotosíntesis, ya lo sabes. Mediante este fenómeno las plantas son capaces de fabricarse su propio alimento. Les basta combinar el carbono atmosférico con el hidrógeno del agua para formar las cadenas de hidratos de carbono que tanto precisan.
En consecuencia, si la luz les fuera insuficiente, quedarían faltas de energía y éstas se verían mermadas en sus funciones más básicas. Una floración escasa o nula será una reacción lógica en cualquiera de los ejemplares afectados. Concentrarían sus reservas en lo más preciado para su supervivencia. Las flores serían un lujo innecesario.
En una situación prolongada de privación, la vida de la planta correrá, por lo tanto, serio peligro. Si las no vencen su nimia resistencia, acabará pereciendo por el agotamiento de sus reservas. El alargamiento exagerado de los tallos, buscando con desesperación la luz, es quizás uno de los síntomas más comunes y logrará darte pistas de lo que allí está pasando.
También el crecimiento desigual, orientado hacia una ventana u otra fuente de luz es un buen indicativo. No dejes que la situación se perpetúe o las hojas comenzarán a perder su color y acabarán en el suelo.
Te ha de quedar claro que no hay una cantidad de luz estándar para todas las plantas. Según su biología, cada especie gusta de una cuota diferente en horas o intensidad. Bien sea en el exterior o en el interior de tu vivienda, debes conocer sus preferencias antes de buscarles una ubicación definitiva.
Escasez de nutrientes
La falta de nutrientes es una de las principales causas por las que una planta puede producir menos flores. Específicamente, la carencia de fósforo y potasio puede retrasar la floración y resultar en flores de tamaño o calidad reducidos.
Además, esto también afectará el futuro crecimiento del fruto. Es importante tener en cuenta que no se debe abonar excesivamente, ya que un exceso de nitrógeno, que es responsable del crecimiento de la planta, puede inhibir la floración y provocar un desarrollo exagerado de la planta sin flores. Además, los tejidos blandos resultantes serían más susceptibles a plagas y enfermedades.
Si es necesario aplicar abono en plantas de flor, se recomienda utilizar uno con una proporción baja de nitrógeno en relación al fósforo y potasio, ya que esto facilitará la floración.
Además de la cantidad de nutrientes, es crucial considerar la asimilación de los mismos. Un pH inadecuado en el suelo es otra razón común por la que las plantas pueden sufrir deficiencias. A excepción de algunas plantas que prefieren suelos alcalinos, un rango de pH entre 6,5 y 7 es el más adecuado. Este pH neutro proporciona la mayor disponibilidad de nutrientes para la mayoría de las plantas.
Tener en cuenta tanto la disponibilidad de nutrientes como un pH adecuado en el suelo es fundamental para asegurar un crecimiento saludable y una floración óptima en las plantas. Al implementar prácticas de cuidado y abonado adecuadas, se promoverá el desarrollo de flores hermosas y frutos abundantes.
Riego inadecuado
No hace falta decir que el déficit de agua tampoco es deseable, ni para su floración ni para la planta en general. Un riego exiguo supondría el debilitamiento de la planta, la pérdida de sus flores y también de las hojas, o peor aún, su muerte.
¡Cuidado! Pero, por evitar quedarte corto, no debes ahora pasarte. Solo conseguirás pudrir las raíces o causar otros problemas graves. Debes regar en su justa medida.
En el blog puedes encontrar una amplia variedad de artículos que te ayudarán a acertar en algo tan importante como el riego adecuado de tus plantas.
Recuerda que cada especie tiene sus propias necesidades de agua y es esencial conocerlas para mantenerlas sanas y en óptimas condiciones. Un riego equilibrado asegurará un crecimiento saludable, un follaje exuberante y una floración espectacular.
Recomendaciones para una poda adecuada
Una poda mal realizada puede arruinar la floración de tus plantas. Es importante conocer las fechas en las que florecen y dónde se forman las yemas florales antes de aventurarse con las tijeras.
Por ejemplo, si una planta florece en los tallos del año anterior, debería podarse en otoño o justo después de que sus flores se marchiten, preferiblemente antes de finales de invierno. De lo contrario, corres el riesgo de que en primavera y verano las tan esperadas flores no aparezcan o lo hagan de forma escasa.
Ante esta situación, puede parecer que lo mejor es no hacer nada por temor a equivocarse. Sin embargo, en la mayoría de las plantas de flor, como los rosales, jazmines y otras similares, se recomienda al menos suprimir las ramas viejas que no florecerán y eliminar las flores marchitas, cortando al menos un par de yemas por debajo. Además, si se aclara el interior del arbusto, se permitirá el paso de más luz, lo que generará una mayor floración.
Una vez que las flores son polinizadas, darán lugar a los frutos, los cuales pueden ser de interés o no. Si se trata de árboles frutales u hortalizas, o si los frutos ornamentan la planta, se deben dejar. Pero si los frutos no aportan nada, es mejor retirarlos, ya que restan energía a la planta e inhiben la producción de nuevas flores.
El frío.
Las heladas tardíasson las grandes enemigas de muchos frutales. Es el caso, por ejemplo, de las cerezas y los albaricoques.
Estos árboles son precoces en cuanto a su floración – lo hacen antes de que aparezcan las hojas – y son castigados con frecuencia durante la primavera por las bajas temperaturas.
Si el clima donde vives es propenso a las heladas, incluso entrado ya el mes de abril, es mejor que escojas variedades de flores menos tempranas; de lo contrario, las perderás o resultarán dañadas.
Además de la especie o la variedad, la latitud y las condiciones meteorológicas también son determinantes. No es lo mismo si te encuentras en la zona mediterránea y próximo a la costa que en el norte o centro de la península. Las flores aparecerán con hasta semanas de diferencia.
Hablando del frío, hay que destacar también el poco ánimo de las abejas para volar por debajo de los 10ºC; algo que repercutirá negativamente en la polinización y, por lo tanto, en los frutos venideros.
Otra cuestión es la exigencia de ciertas especies, como los melocotoneros y ciruelos, de acumular horas de frío. Si no suman alrededor de mil horas por debajo de los 7ºC durante el invierno, las flores escasearán al llegar la primavera.
El frío puede ser tanto un aliado como un enemigo para los frutales. Es importante conocer los factores climáticos y las necesidades de cada especie para lograr una buena producción de frutos.
Plagas y enfermedades
Las plantas pueden verse debilitadas por diferentes motivos, lo que dificultará su capacidad para florecer. Sin embargo, las plagas y enfermedades pueden ser los principales culpables de este deterioro. Ya lo dice el refrán: «a perro flaco, todo son pulgas». En el caso de las plantas, no serán pulgas, sino pulgones, trips u otros insectos los que atacarán sin piedad los brotes y partes más tiernas de la planta.
Sin embargo, hay una solución sencilla para enfrentar este problema: la aplicación de aceite de Neem. Este producto actúa como un eficaz repelente contra las plagas, impidiendo su proliferación y protegiendo la salud de las plantas. Al aplicarlo de manera regular, se crea una barrera que ahuyenta a los insectos y los mantiene alejados de los botones en formación.
Por otra parte, los hongos también pueden aparecer cuando hay un aumento en la temperatura y la humedad, provocando daños diversos en las plantas, incluyendo la pérdida de flores. Ante esta situación, es recomendable utilizar un fungicida polivalente para combatir y prevenir la proliferación de los hongos.
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