Si te gusta la jardinería, seguro que has visto o cultivado alguna vez geranios y gitanillas. Estas dos plantas son muy populares por sus flores coloridas y su fácil cuidado. Pero, ¿sabes en qué se diferencian? Aunque parezcan muy similares, hay algunas características que las distinguen y que te ayudarán a identificarlas mejor. En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre la diferencia entre geranio y gitanilla, y cómo cuidarlas correctamente.
¿Qué son los geranios y las gitanillas?
Los geranios y las gitanillas son plantas herbáceas perennes de la familia de las geraniáceas. Estas plantas son originarias de Sudáfrica, pero se han adaptado muy bien al clima mediterráneo y se cultivan en todo el mundo como ornamentales. Tienen hojas suaves con forma ovalada o lobulada que crecen en grupos densos, y sus flores están dispuestas en racimos o umbelas con cinco pétalos simétricos. Los colores de las flores pueden ser muy variados: blanco, rosa, rojo, violeta, naranja, etc.
Aunque se les llama comúnmente geranios, estas plantas pertenecen al género Pelargonium, que se diferencia del género Geranium por tener un pétalo superior más grande que los otros cuatro. Dentro del género Pelargonium hay muchas especies e híbridos, pero los más conocidos son el geranio común (Pelargonium x hortorum) y la gitanilla (Pelargonium peltatum).
¿Cuál es la diferencia entre geranio y gitanilla?
La principal diferencia entre el geranio y la gitanilla es el tipo de crecimiento: el geranio tiene un porte más erecto y compacto, mientras que la gitanilla tiene un porte colgante y rastrero. Por eso, el geranio se suele cultivar en macetas o jardineras altas, y la gitanilla en macetas o cestas colgantes. Otra diferencia es el tamaño: el geranio suele medir entre 30 y 50 cm de altura, mientras que la gitanilla puede alcanzar hasta 1 m de longitud.
Las flores también son un poco distintas: las del geranio son más redondeadas y grandes, con un diámetro de unos 5 cm; las de la gitanilla son más abiertas y pequeñas, con un diámetro de unos 2 cm. Además, las flores del geranio suelen ser de un solo color o con manchas oscuras en los pétalos; las de la gitanilla pueden tener dos o más colores combinados.
¿Cómo cuidar los geranios y las gitanillas?
Los geranios y las gitanillas son plantas muy fáciles de cuidar si se siguen unos consejos básicos:
- Ubicación: ambas plantas necesitan mucha luz solar directa para florecer bien. Lo ideal es colocarlas en una zona expuesta al sol durante al menos 6 horas al día. Si vives en una zona con inviernos fríos o heladas, es conveniente protegerlas dentro de casa o en un lugar resguardado.
- Sustrato: ambas plantas prefieren un sustrato ligero, suelto y bien drenado. Puedes usar una mezcla de tierra de jardín con arena o perlita. También puedes añadir un poco de abono orgánico o compost para mejorar la fertilidad.
- Riego: ambas plantas requieren un riego regular pero moderado. Hay que evitar el exceso de agua que puede provocar pudrición de las raíces o enfermedades fúngicas.
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