Las plantas requieren de cuidados especiales para mantenerse saludables. Una técnica efectiva y recomendada es el riego por abajo, que permite que las raíces absorban el agua de manera adecuada. En este artículo, descubrirás la importancia de esta técnica y cómo aplicarla para garantizar el bienestar de tus plantas.
El riego de las plantas delicadas
El riego desde abajo puede resultar un poco incómodo, ya que llevará más tiempo que el método tradicional, pero ofrece varias ventajas interesantes. En primer lugar, te aseguras de que las plantas absorban solo la cantidad de agua que necesitan, evitando excesos y sin salpicaduras.
No pienses que solo dañarás tus plantas por culpa del riego. En el caso de ciertas plantas delicadas como violetas africanas, ciclámenes o espatifilos, simplemente mojar las hojas, el tallo u otros tejidos puede provocar la proliferación de hongos si no se secan rápidamente y bajo ciertas condiciones. Estos hongos pueden llegar a pudrir las raíces o el cuello de la planta y causar su muerte. Por eso, es mejor prevenir y optar por el riego desde abajo.
Otras plantas delicadas también pueden ser sensibles a la cal del agua del grifo. En estos casos, se recomienda utilizar agua blanda o destilada para el riego. El agua del grifo puede causar algunos problemas en estas plantas.
Cómo regar por abajo
Hidratar las plantas de esta manera es muy sencillo. Solo debes disponer de un plato lo suficientemente hondo como para albergar el agua y que además quepa sumergida parte de la maceta. Quien dice plato, dice cualquier otro recipiente que valga para tal fin. Lo importante es que la tierra lo tenga fácil para absorber el agua como una esponja.
Dale a tu planta un tiempo de margen. Con aproximadamente un cuarto de hora debería bastar para que el sustrato empape. Compruébalo palpando con el dedo y en caso necesario espera unos minutos más antes de retirarla.
Si lo prefieres puedes dejarle el suministro de agua permanentemente, pero para ello conviene hacer algunos cambios. Ésta no debe quedar en contacto directo con el tiesto, la tierra o las raíces de la planta -de lo contrario se pudrirán-. Lo lograrás colocando una cama de grava, piedras u otro material donde apoyar la base de la maceta. De esta manera, el agua quedará igualmente a su disposición, pero sin ningún riesgo.
Utilizar macetas autorriego
La forma refinada de replicar lo anterior es utilizando macetas autorriego, conocidas también como hidrojardineras, que disponen de un depósito en el fondo para el agua con el que abastecer a su anfitrión.
Las macetas autorriego irán suministrando el agua solo a medida que la planta lo necesite, sin riesgo de hongos ni enfermedades. Únicamente deberás preocuparte de comprobar el líquido acumulado e ir rellenándolo cuando baje su nivel.
Como ves, es una manera interesante de hidratar tus plantas, sobre todo si requieren de riegos frecuentes y pretendes liberarte de tal menester. Yo lo utilizo con un espatifilo y una fitonia, que tengo en el interior de casa, y también con las que situé en mi terraza.
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