La clorosis férrica, también conocida como falta de hierro en las plantas, es un problema común que afecta a muchas especies vegetales. En este artículo te proporcionaremos información detallada sobre esta condición, sus causas, síntomas y métodos para prevenir y tratar la clorosis en tus plantas. ¡Descubre cómo mantener tus plantas saludables y vibrantes!
Necesidad de minerales en las plantas
Para asegurar la supervivencia de las plantas, además del agua, la luz, el dióxido de carbono y el oxígeno del aire, todas ellas requieren de al menos 13 minerales esenciales. La falta de cualquiera de estos minerales puede resultar en síntomas de deterioro en la planta.
Entre estos minerales, el nitrógeno, el fósforo y el potasio son los más demandados, representando casi tres cuartas partes de la necesidad total de minerales. Junto con el calcio, el magnesio y el azufre, que también son esenciales, forman los macronutrientes de las plantas. Debido a su importancia, estos minerales se consideran básicos e indispensables en la composición de muchos fertilizantes.
Es importante tener en cuenta que no se debe subestimar la importancia de otros minerales. Cada uno de ellos cumple un papel esencial en el crecimiento y desarrollo de las plantas, por lo que son igualmente necesarios para su óptima salud y funcionamiento.
Síntomas de la falta de hierro
No por ser menos requerido, la falta de un micronutriente pasará desapercibida. La planta lo manifestará, por supuesto, desde el primer momento. En el caso del hierro, los síntomas iniciales aparecerán en las hojas jóvenes, evidenciando una notable pérdida de intensidad en la coloración. Su verde virará poco a poco al amarillo, en todo el limbo a excepción de sus nervios que permanecerán verdes. Es además frecuente su arbitrariedad, presentándose en unas ramas sí y en otras no.
Estas señales tan típicas servirán para diferenciarlas de otros minerales. En el supuesto del nitrógeno, por ejemplo, se observaría clorosis en toda la hoja (incluido sus haces vasculares). Además suele revelarse primero en las hojas viejas. Los síntomas más parecidos son los provocados por la falta de magnesio y también por la del manganeso.
No obstante en el magnesio, al igual que con el nitrógeno, se mostrarían antes en las hojas viejas. Será con el manganeso con el que tendrás más dificultades para discernir. Como en el caso del hierro, las señales se advertirán primero en las hojas jóvenes, aunque aquí conservarán también unas franjas verdes rodeando los nervios.
Esa será la sutil diferencia. Para colmo es frecuente que existan varias carencias a la vez, complicándolo todo sobremanera.
Por qué se produce la deficiencia de hierro en las plantas
La privación de hierro en la planta no es provocada generalmente por una ausencia real en el suelo, ya que se requiere en cantidades muy pequeñas. Lo más común es que, por alguna razón, se encuentre bloqueado y no pueda ser asimilado por las raíces.
La causa habitual de este bloqueo es un pH del sustrato inadecuado, es decir, demasiado alto para la planta. Si el suelo que la sostiene tiene un pH básico (por encima de 7), es probable que se vea afectada. En este caso, el hierro tendrá dificultades para disolverse en el agua.
La horquilla ideal de pH para la mayoría de las especies es entre 6,5 y 7, considerado pH neutro. Dentro de este rango, todos los nutrientes se asimilan correctamente.
Es importante destacar que el hierro es un nutriente esencial para el desarrollo y crecimiento de las plantas. Por lo tanto, es fundamental garantizar que esté disponible en una forma que pueda ser absorbida por las raíces.
Plantas acidófilas
Las plantas acidófilas tienen una preferencia por los terrenos con un pH bajo. Si deseas cultivar arces japoneses, brezos, rododendros, azaleas o camelias, es importante que el pH del suelo oscile entre 4,5 y 6. De lo contrario, estas plantas podrían sufrir de clorosis férrica.
Incluso los cítricos, como los naranjos y limoneros, prefieren un suelo ligeramente ácido, aunque no requieren un pH tan bajo. Para asegurarte de tener un sustrato adecuado, puedes utilizar diferentes herramientas que te darán una orientación aproximada del pH del suelo.
En primer lugar, puedes encontrar artilugios asequibles y fáciles de usar en tiendas en línea como Amazon. Estos dispositivos te proporcionarán una medición aproximada del pH del sustrato. Otra opción son las tiras reactivas, que suelen ser muy comunes y te indicarán el pH a través de un código de color.
En resumen, si deseas cultivar plantas acidófilas como arces japoneses, brezos, rododendros, azaleas, camelias, naranjos o limoneros, debes prestar atención al pH del suelo. Utilizando herramientas como los artilugios mencionados o las tiras reactivas, podrás determinar si el sustrato es adecuado para el crecimiento saludable de estas plantas. Recuerda que mantener un pH equilibrado es clave para el desarrollo óptimo de las plantas acidófilas.
El agua y el abono también pueden subir el pH
El riego frecuente con aguas pesadas (con exceso de sales minerales) también puede causar problemas para las plantas más delicadas. Si el agua del grifo contiene altos niveles de cal, es recomendable utilizar otras opciones como agua de lluvia, agua mineral o agua destilada, ya que el uso continuado de agua con mucha cal puede alcalinizar el sustrato. Para reducir el pH del agua, se puede añadir unas gotitas de zumo de limón o vinagre.
Además, en el caso de las plantas acidófilas, los abonos habituales con altas concentraciones de sales no son apropiados. Es necesario utilizar abonos especiales para ellas, que se pueden encontrar en tiendas especializadas o a través de plataformas online como Amazon.
Cómo solucionar la clorosis férrica
Hasta el momento has aprendido a identificar la clorosis férrica y a distinguirla de otros problemas en las plantas, así como también has descubierto algunos métodos para prevenirla. Si tienes suerte, tal vez solo estés leyendo este artículo por mera curiosidad y no porque te haya afectado directamente. Sin embargo, si has identificado los síntomas, no te preocupes, no es el fin del mundo. A continuación, te explicaré cómo solucionar este problema de manera efectiva.
Lo primero que debes hacer es determinar la causa de la clorosis férrica en tus plantas. Puede ser debido a la falta de hierro en el suelo, a un pH inadecuado, a un riego excesivo o deficiente, o a la presencia de otros nutrientes que interfieren con la absorción de hierro. Identificar la causa te ayudará a tomar las medidas adecuadas para solucionar el problema.
Una vez que hayas determinado la causa, puedes proceder a corregirla. Si la clorosis se debe a la falta de hierro en el suelo, puedes utilizar fertilizantes quelados de hierro para proporcionar a las plantas el nutriente que necesitan. Si el problema es el pH del suelo, puedes ajustarlo mediante la adición de materia orgánica o productos específicos para modificar el pH. Si el riego es un factor determinante, asegúrate de regar las plantas de manera adecuada, evitando tanto el exceso como la falta de agua.
Otro aspecto clave para solucionar la clorosis férrica es asegurarse de que las raíces de las plantas sean capaces de absorber correctamente los nutrientes. Para ello, puedes aplicar quelatos de hierro foliarmente, lo que permite una rápida absorción y asimilación del hierro por parte de las plantas.
Recuerda que es importante seguir las indicaciones de los productos utilizados y no exceder las dosis recomendadas. Además, mantén un monitoreo constante de tus plantas para asegurarte de que el problema se esté corrigiendo y no esté empeorando con el tiempo.
En resumen, solucionar la clorosis férrica requiere de un análisis detallado de las causas y el uso de los métodos adecuados para corregir el problema. Con paciencia y perseverancia, podrás devolverle a tus plantas ese color verde vibrante y saludable que tanto deseas.
Quelato de Hierro
El quelato de hierro es la solución ideal para lidiar con el problema de la falta de hierro en las plantas cuando se tiene un sustrato alcalino. Los abonos convencionales no serán efectivos en esta situación, ya que simplemente aportar hierro no resolverá el problema. Es necesario recurrir al quelato de hierro como medida de urgencia.
La forma de aplicar el quelato de hierro dependerá de su presentación y concentración. Puede encontrarse en forma de spray para aplicarlo directamente sobre las hojas, diluido en el agua de riego o en forma de gránulos esparcibles sobre el sustrato. Es importante seguir las instrucciones del fabricante para obtener mejores resultados.
Siempre y cuando las hojas no estén muy dañadas, se podrá observar una reversión de los síntomas en poco tiempo, especialmente cuando se aplica en forma de spray foliar, donde los efectos podrían notarse en aproximadamente veinticuatro horas.
Es fundamental hacer frente al problema de manera adecuada después de aplicar el quelato de hierro, ya que esta solución solo será temporal. Es importante analizar y corregir las condiciones del sustrato alcalino para asegurar una nutrición adecuada de las plantas a largo plazo.
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